Roadtrip familiar por Costa Rica

Antes de embarcarme en esta expedición, nunca hubiese dicho que acabaría siendo mi viaje preferido de todos los que he hecho. Costa Rica es diversión, relax, aventura, naturaleza, y conocimiento. Pero yo no vengo a escribiros sobre lo que es sino lo que sentí yo durante el viaje.
Antes de todo, quiero agradecer a Hanaley por hacer posible esta aventura. Mi familia y yo, disfrutamos mucho viajando tranquilos pese a ser un viaje totalmente por libre. La verdad es que es un gusto la relación entre espacio/ayuda que te dan, y el grado de profesionalidad en el trato.
En cuanto a Costa Rica… Se puede definir con dos simples palabras, y así mismo lo hacen los locales mismos: “Pura Vida.”
Se ha convertido en el lema del país con el crecimiento del turismo y su lealtad a esta definición. Pese a su auge, la vida en Costa Rica sigue a cámara lenta. Todo es tranquilidad, buen rollo, y risas; o, cómo dirían ellos mismos: PURA VIDA, AMIGO.
Ni se te ocurra reclamar que aun no te han traído el plato que pediste, o enfadarte por cualquier tontería… no existe, por que la respuesta siempre será, tranquilo amigo, PURA VIDA. No me extraña que todo se lo tomen así, teniendo todo montado como un paraíso.
Eso me lleva a explicar nuestra primera semana recorriendo todo el este del país recorriendo las carreteras que bajan por la costa caribeña del el norte hasta la frontera de Panamá: desde la selva amazónica de Tortuguero  hasta Puerto Viejo, un pueblo que parece haberse congelado en los años 80. Para cuando llegamos a Puerto Viejo, ya nos habíamos acostumbrado al ritmo de vida tan apetecible, y las horas pasaban más despacio (pero, sin quererlo, también más rápido…).
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Nos pasábamos los día buceando en diferentes arrecifes, comiendo descalzos en un chiringuito de la playa con música de Bob Marley sonando de fondo, aprendiendo a surfear con unos locales, adentrándonos en la selva a investigar, haciendo la siesta bajo una palmera para despertarse con la luz del atardecer, o paseando por el pueblo mágico y único.
¡Qué ganas me están entrando de volver!… Aquí se nos acabó un poco el relax, y empezaba el contraste del viaje para introducir la aventura».
Los siguientes días cruzamos el país en nuestro 4×4 de experiencia en experiencia: subiendo hasta la cima de volcanes, tirándonos por las tirolinas más grandes del mundo, disfrutando de paisajes bellísimos, y adentrándonos en uno de los bosques tropicales más densos de la tierra. Tuvimos la grandísima suerte de estar ahí cuando el Volcán Arenal estaba en erupción: siempre recordaré esa estampa como uno de los paisajes que mas me ha impactado. ¡Qué impresionante puede ser la naturaleza!
Después de tanta aventura, ya nos tocaba relajarnos. Terminamos el viaje descansando unos días en un hotel de película en la Costa del Pacifico, al Oeste del país, concretamente en un poblado llamado Manuel Antonio: un pueblo tranquilo construido entre colinas de parques naturales y acantilados que dan a todo un océano para poder disfrutarlo. Qué gusto poder escribir este pequeña reflexión del viaje y transportarme a aquellos días donde vivía en mi propia burbuja de película. Creo que eso dice lo mucho que disfruté de este viaje.
*Todos los viajes que mostramos en nuestro blog de viajes a medida de Hanaley son organizados por nosotros y con viajeros reales.

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